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miércoles, 5 de diciembre de 2012

Yingzar - Capitulo 2




Veo a Caim y Haures brillando en el cielo nocturno… ver las dos lunas brillando intensamente el primer día del año ha sido, desde siempre, una de las cosas más bellas que he visto durante mi vida… pero esta noche hay algo que no me deja disfrutar de semejante visión. Vigilo una pequeña ciudad que descansa bajo sus luces brillantes… esperando…

- Se retrasan… ¿estarán bien?

Jeves se muerde el labio con nerviosismo, ya tiene al menos tres heridas abiertas y no consigue calmarse. Greson en cambio esta sentado sobre un tronco caído tarareando una canción.

- No te preocupes chico, - le dice - no es tan fácil cumplir con un trabajo como ese, pero si les hubieran cogido nos habríamos enterado.

Nuar y Lenger están en esa ciudad… se habían infiltrado con un carro de provisiones que habíamos tomado hacia tan solo unas pocas horas. Tienen que hacerse pasar por Fergos y llegar hasta los suministros principales, envenenarlos y darnos una señal. Si lo consiguen, al amanecer comenzaremos el plan.
En estos casi tres años no hemos logrado nada contra los Fergos… lo intentamos en Bregis, uniéndonos a su ejército, pero fue inútil; en Drosura intentamos apoyarles destruyendo rutas de suministro y campamentos vigía, pero cuando quisieron solo tuvieron que echarnos de allí.

Pero no todo son derrotas, aprendimos que unirnos a otro ejército no seria suficiente y que solos tampoco podemos plantarles cara,  pero sobretodo, aprendimos como lo hacen para ganar siempre… ¡y tenemos un plan que significará una verdadera derrota para ellos! Hemos contactado con la gente de Himina y de Fiel•la, las dos ciudades que ahora mismo están sufriendo el asedio, y nos hemos coordinado con sus fuerzas, les hemos explicado lo que hacen los Fergos y nuestra estrategia para echarles del país. Y esta noche comienza el plan.

- Tranquilo Jeves - le aprieto el hombro, para tranquilizarle - Nuar y Lenger saben lo que tienen que hacer y son también los únicos que pueden hacerlo, nadie más sabe hablar con tanta fluidez el Fergoniano como ellos. Seguro que enseguida nos darán la señal y podremos verles por la mañana.

La verdad es que yo también estoy desesperándome… el tiempo se hace eterno y no podemos hacer otra cosa que esperar observando la ciudad. Estamos todos en silencio… esperando… ¡Venga Nuar! Dame la señal. 

Bah, es inútil, tengo que tranquilizarme. Me siento en el tronco junto a Greson y escucho su tarareo, es una canción popular de Garien y me hace recordar mi ciudad, con sus parques y fuentes… pero también cuando la abandone… por suerte lo que dijeron sobre lo de que habían matado a todos los habitantes no era cierto. Si, les habían atacado, pero los soldados que les acompañaban dieron tiempo a los civiles a escapar. Genoa, la hija de Nuar, había sobrevivido, y también los padres de Nildar; pero mucha otra gente había muerto, incluidos niños, ancianos y mujeres embarazadas.
De la capital, Jermis, también habían logrado escapar muchos habitantes e incluso soldados después de la muerte del Rey.

Por alguna razón que sigo sin entender, ahora soy el líder de los supervivientes, y las continuas derrotas me han hecho cuestionarme si realmente debería de ser así… y no solo a mí.

Desde el principio tuve a Merfia en contra mía, era una mujer de alta cuna que se había criado entre lujos y sirvientes, alta y dominante, con un pelo rubio que le llegaba casi hasta los tobillos y unos ojos salvajes de color morado; además de la esposa del difunto sobrino del Rey, que murió en Jermis. Decía que no entendía como era posible que un mago, sin meritos ni raíces, pudiera darle ordenes a ella, que formaba parte de la familia Real, y varios tenientes que habían sobrevivido a la batalla de la capital, compartían su opinión.
Después del primer fracaso, en Bregis, su oposición fue más hostil, y cada derrota hacia que cada vez más gente estuviera a su favor, a pesar de los esfuerzos de Greson y Nuar por defenderme… pero durante una batalla, los tenientes de Merfia le prometieron que lograrían la victoria, consiguiendo también demostrar que yo no era adecuado, y se lanzaron ellos solos a atacar un puesto vigía sin comunicar nada a nadie, dejando uno de nuestros flancos descubierto… fue la peor derrota que sufrimos jamás y perdimos muchos soldados. Greson estaba furioso, prometió que cuando les cogiese les iba a castigar tan duramente, que iban a aporrear las puertas de Emgorth suplicando clemencia.

Cuando les encontramos estaban todos muertos, menos Merfia… estaba sollozando entre los cadáveres, mirando al cielo con los ojos en blanco y la ropa desgarrada… los Fergos se la habían arrancado y la habían violado, le hicieron cortes y dado golpes por todo el cuerpo, tenia un brazo y muchos dedos rotos, e incluso un dedo del pie cortado, y habían quemado su melena. Cuando intentamos hablar con ella, vimos que también tenía un corte en el centro de la lengua y se la habían quemado, además de faltarle todos los dientes delanteros… desde entonces nadie más ha intentado desafiar mi liderazgo, pero fue el momento en el que más he dudado que lo mereciese.

Jeves me arranca de mis recuerdos.

- ¡Allí! - grita.

Miro hacia la ciudad y veo lo que parecen ser dos luces bailando.

- Es la señal. - Confirma Greson.

- Bien. - Se acabaron las divagaciones, es hora de actuar - En marcha.

Nos internamos en el bosque en dirección a nuestro campamento. Estamos a solo diez minutos pero es difícil hacer el camino en la noche sin más luz que el de las lunas, que nos ayudan iluminándolo a través de las ramas de los árboles. Sin darnos cuenta hemos llegado al campamento, es improvisado y para que no nos encuentren esta completamente prohibido encender ningún fuego. En la semana que llevamos en él, hemos pasado mucho frío por las últimas heladas de invierno, y la comida fría no ayuda, pero eso ya se va a acabar. Puedo ver dos sombras frente a mi tienda, son Herge y Jersa, ella ha cambiado mucho en estos años, la falta de comida y el continuo esfuerzo físico ha hecho que adelgace, y a desarrollado un cuerpo esbelto y musculoso; a pesar de ello parece que Herge sigue sin darse cuenta de que ella le quiere desde que éramos pequeños.

- Hola pareja, ¿estáis listos para empezar? - Estoy seguro de que Jersa se acaba de ruborizar, pero no hay luz suficiente para verlo.

- ¿Lo han conseguido? - Pregunta Herge.

- Si. - Asiento entusiasmado.

- ¡Vamos a levantar a todo el mundo! - dice Greson que parece incluso animado de entrar al fin en acción.

De pronto todo el campamento comienza a bullir de emoción. Los soldados preparan sus armas y armaduras todavía en la oscuridad de la noche, que ha comenzado a retirarse. Recogemos el campamento y lo apilamos junto a unos árboles, ganemos o perdamos esta batalla, no podemos quedarnos aquí más tiempo. Lo tenemos todo listo justo antes de la salida de Heimdred, el Sol, momento en que ejecutaremos nuestro plan. Greson me indica que aproveche los pocos minutos que quedan para dirigirme a las tropas. No es algo que se me de bien, pero entiendo que es mejor dar un mal discurso, que no decir nada a la gente que esta a punto de poner su vida en peligro por tus decisiones.

- Como todos sabéis, no hemos tenido mucho éxito en nuestra lucha contra los Fergos… las pequeñas victorias que hemos tenido están enterradas por todas las veces que nos han derrotado… éramos más de cuatrocientos soldados activos cuando nos reunimos junto al ejercito de Bregis y ahora tan solo quedamos poco mas de cien… nuestros amigos y familias que nos han acompañado en nuestras batallas, también lo han pasado muy mal intentando ayudarnos en lo que han podido y viendo como cada vez volvíamos menos… muchos también nos abandonaron pensando que nunca íbamos a lograr vencer. - Paseo mi mirada por mis compañeros, que están claramente recordando nuestros fracasos con mis palabras. - Pero nuestras derrotas nos han enseñado todo sobre nuestros enemigos, y llevamos todo el invierno preparándonos para este plan… hemos estado aquí durante una semana, sin ningún fuego que nos cobijara del frío o tan siquiera una comida que nos calentara el alma… ¡y no ha sido para nada! Nuar y Lenger han logrado completar los preparativos. Cuando Heimdred comience a asomarse por encima del bosque, ¡tomaremos la ciudad de Jasdrenit, desde donde se abastecen los dos frentes de asedio! - Parecen animarse con mis últimas palabras. - Estos no podrán soportarse sin ellos y tendrán que enviar fuerzas para recuperarla y lo harán con soldados del asedio, debilitándolo… no podrán luchar en tres frentes sin suministros y las fuerzas de las ciudades aprovecharan para levantarse y contra-atacar. ¡Expulsaremos por completo a los Fergos de Gilhon! ¡Y esta será solo el principio! - Vitorean con entusiasmo, a pesar de que cualquiera puede ver que si el plan no tiene éxito, seremos nosotros los que más suframos. Estaremos aislados en una ciudad pequeña contra un ejército de más de tres mil soldados furiosos y hambrientos. Greson se da cuenta de mis pensamientos e interviene antes de que continúe hablando.

- ¡Adelante hermanos! ¡Por YULAMES! - Grita.

- ¡¡¡POR YULAMES!!!

Comenzamos a cruzar el bosque con los primeros rayos del Sol asomándose a nuestras espaldas. Cuando vemos la ciudad Jeves hace una señal. Esta es rápidamente respondida… ¡por una columna de fuego que engulle un edificio entero de la ciudad!
Es donde están los sanadores, los únicos que podrían evitar que dentro de diez minutos, los soldados comiencen a sentir los efectos del veneno.

- ¡A la carga! - Ordeno.

Corremos hacia la ciudad, las puertas están a más de setecientos metros, contamos con que el fuego les distraiga y, que si miran hacia aquí, Heimdred les ciegue y no puedan lanzarnos flechas, pero mantenemos una formación dispersa para que sea mas difícil que nos de una flecha. Los magos vamos a la cabeza, listos para levantar nuestras barreras mágicas para defendernos de los hechizos enemigos.

Comienzan a volar las flechas desde la muralla de la ciudad y aun estamos a cuatrocientos metros de la puerta. Doscientos metros y los hechizos comienzan a golpear nuestros escudos. Cien metros… y otra columna de fuego convierte las puertas de la ciudad en las puertas del infierno, que se abren ante nosotros invitándonos a entrar. Nuar y Lenger han cumplido con su parte del plan y ahora nos toca a nosotros tomar la ciudad. Atacamos la puerta con golpes de viento abriéndola de par en par e irrumpimos en la ciudad. 
Lanzo mi nuevo hechizo la bola de fuego eléctrica, más difícil de detener y más explosiva, despejando el camino hacia el centro de la ciudad, Lenger y Jeves se adelantan y lanzan tormentas de hielo y rayo para mantenerlo abierto, Greson guía el frente directamente hacia el lugar donde se encuentra el Capitán enemigo, y nuestros soldados le siguen lealmente… la lealtad… es sin duda la mayor habilidad de Greson.
Nuar, Jersa y Herge se quedan defendiendo las puertas, evitando que salga ningún mensajero Fergo; les ayudan un grupo de arqueros y de espadachines.

Llegamos a lo que antes parecía ser una posada, bastante grande, en la plaza del mercado. En las puertas se encuentra su Capitán gritando órdenes en Fergoniano… es enorme… ¡y lleva un martillo de dos manos igual de grande!
Su casco solo tiene un agujero para el ojo derecho y asoma una barba roja de color fuego por abajo. Greson se lanza sin dudar a por él, mientras nosotros le cubrimos las espaldas, sus armas chocan con fuerza, pero el gigante le empuja de un golpe derribándolo.
Lanzo una bola de fuego y esta se detiene a pocos centímetros de su cuerpo. ¿Un mago? ¿Dónde esta? Lo busco en los alrededores, pero no le veo.

- ¡Allí! - Grita Jeves, señalando un balcón del primer piso. ¿Cómo ha logrado pararlo desde tan lejos?

Me ataca con una estalagmita, pero Lenger la detiene al mismo tiempo que Jeves le devuelve dos más de su propia cosecha, pero se desintegran antes de llegar al mago… preparo una bola de fuego eléctrica, mientras el gigante arremete contra Greson que se defiende desde el suelo como puede, un soldado intenta ayudarle, atacando por la espalda, pero el martillo se gira bruscamente y le arranca la cabeza de los hombros con un baño de sangre.
Lanzo mi magia directamente hacia el mago del balcón, pero esta vuelve a desintegrarse.

- ¡Estamos en problemas! - grita Jeves - ¡Sin nuestra magia no somos de ayuda! ¡Tenemos que deshacernos de ese mago YA! - Tiene razón, debemos actuar rápido.

- ¡Lenger, - le grito - levanta una columna de fuego!

Comienza de inmediato a prepararla sin preguntarme, mientras nos defendemos de otra estalagmita que cae del cielo… La columna se levanta entre el mago y nosotros, y aprovecho para desenvainar mi espada y lanzarla a través de la pared de llamas y logro golpearle en la cabeza, empujándole hacia atrás, lanzo otra bola de fuego eléctrica, mientras se recupera del golpe, al suelo del balcón que se desmorona bajo sus pies.
Mientras aún esta cayendo, Jeves le lanza otra estalagmita ensartándolo en la pared y Lenger lanza un rayo contra el gigante que volvía a arremeter contra Greson, que apenas había logrado ponerse en pie, y lo fulmina en el acto. Sin el Capitán y sin más magos, solo quedan unos pocos soldados para terminar la batalla.
La lucha se prolonga pero el veneno hace su efecto debilitando las tropas, nuestros ataques coordinados y planeados arrasan entre las filas enemigas. La lucha termina. Hemos vencido.

- ¡Victoria! - se oye gritar a mis compañeros.

Una sensación de alivio recorre mi cuerpo. Cuando aquel mago comenzó a detener mi hechizo que creía imparable pensé que no lograríamos la victoria, pero lo habíamos logrado. Aun estaba disfrutando esa sensación cuando Lenger se acerco y me hablo.

- Tenemos que reunirnos, es importante.

¿Sería posible que los Fergos supieran de nuestro plan? No, es imposible… y si fuera eso, Nuar y Lenger no hubieran echo la señal para atacar. ¿Entonces que ocurría? Nos reunimos frente a la posada donde el gigante había muerto fulminado por el rayo de Lenger. Greson, Jeves, Nuar, Herge y Jersa también se reúnen con nosotros, Nuar y Lenger parecen agitados.

- Esto nos sorprendió tanto como os sorprenderá a vosotros. - dice Nuar mientras le retira el casco al cadáver - No entendemos como es posible, pero no es el único al que hemos reconocido Lenger y yo, así que no creemos que sea solo una coincidencia.

Desde el momento en que le quitaron el casco, parecía que el mundo se hubiera quedado mudo. Tenía el pelo mucho más largo y también una barba espesa y tupida, el ojo izquierdo estaba “vacío”, pero no había ninguna duda, frente a nosotros estaba el cadáver del Capitán Ferzif.

6 comentarios:

  1. Ahhhhh!! Y ahora tengo que esperar una semana para poder seguir la historia? QUIERO MAS!!!

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    1. Me ha dejado to intriga el cabronazo, grrrrr. Sigue asi

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  2. Está muy bien, cada vez engancha más. Pero... ¿solo leemos esto tu madre y tus hermanas? Si hay alguien más que lo lea no estaría nada mal que pusiera algún comentario dando su opinión. ;)

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    1. Estaria bien si, y como minimo el primero lo leyeron Belmont y David; y hoy tambien se lo he pasado a Narzar, pero parece que son demasiado timidos como para comentar nada... (mariconas)

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  3. Efectivamente, el roce hace el cariño y somos muy timidas ajajjaja. Buen capítulo, una cabronada eso de envenenar los suministros. A ver que pasa en el siguiente.

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    1. Jajaja, lo del veneno piensa que son unos pocos mas de cien contra el doble de enemigos, necesitan usar estrategias que les den ventaja y luego seguiran siendo poco mas de cien contra dos pelotones de asedio, que si, que solo tienen que resistir la posición de la ciudad, pero quedaran completamente aislados, necesitan minimizar bajas al maximo, no se puden permitir perder ni tan siquiera un par de docenas de soldados activos.

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